En el artículo de hoy de Javier Casadesús nos habla de en qué momentos del partido debemos de cambiar la táctica de juego.
Uno de los aspectos fundamentales de nuestro deporte es la táctica. Desafortunadamente, bien por una técnica deficiente, base de toda táctica que se precie, o por desconocimiento de la faceta que reporta más satisfacciones al jugador que sabe emplearla y sacarle todo el beneficio, muchos jugadores se pierden la verdadera esencia del pádel.
Dentro del juego de la estrategia en un partido, una de las decisiones clave de cualquier pareja es el momento en el cual cambiar de táctica. A partir de una estrategia que define las posibles tácticas que tenemos como pareja, una dupla que trabaje la previa de los partidos decide cuál será la táctica inicial del partido (en caso de enfrentarse a una pareja desconocida ese trabajo lo tendremos que hacer en los compases iniciales del partido, quizás incluso con algún input del calentamiento). A partir de ese momento nos podemos encontrar en dos situaciones básicas: la táctica nos da resultados o no los da. Y en caso de que la táctica no funcione será el momento de cambiarla.
El problema se plantea a la hora de definir el momento en que una táctica no funciona. Evidentemente el objetivo final de toda táctica es la victoria en el partido, pero no solo el resultado en un momento dado define la bondad de esa táctica. Pongamos algún ejemplo: cuantas veces no empezamos un partido y un par de errores no forzados provocan un break en contra. ¿Es ese break atribuible a la táctica? Evidentemente no siempre lo será, aunque ojo porque algunas veces sí que lo es.
Otro ejemplo es aquel partido en el que hemos…….
Sigue leyendo el artículo en el blog de Javier Casadesús.
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