Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, un 43% de la población española realiza algún deporte de manera regular. Lo que no se sabía hasta ahora, aunque los profesionales lo intuían, era que buena parte de estas personas podían tener un problema de adicción con el ejercicio físico. Lo intuían pero lo tenían complicado a la hora de hacer un diagnóstico pues no existía una herramienta adecuada en España. Hasta esta semana.
La enfermera y psicóloga clínica Virginia Antolín recibió el pasado martes un sobresaliente cum laude para su tesis doctoral Adicción al deporte: estandarización de la escala de detección SAS, siglas en inglés de ‘escala de adicción al deporte’, en la que propone la utilización de este cuestionario que ha resultado ser adecuado para discriminar entre las personas deportistas que sufren adicción y las que realizan deporte y no lo sufren. La ya doctora advierte, no obstante, que la utilización de la escala debe ir acompañada siempre del juicio clínico de un profesional: «Actualmente son pocas las investigaciones y escasos los instrumentos psicométricos que estudian este problema, por ello nuestro objetivo era analizar el estado de la cuestión, sus características psicológicas y psicopatológicas, revisar los métodos de evaluación que se han utilizado en los trabajos publicados y elaborar un cuestionario con las características psicométricas adecuadas que permita evaluar la adicción al ejercicio», explicó la autora.
Aunque no era el objeto de la tesis, Virginia Antolín apuntó a que son los deportes aeróbicos los que más adicción crean en quienes los practican, aunque también citó otros como el golf o el pádel. En su investigación, al contrario que en otras que se han llevado, no encontró ninguna diferencia por sexos ni por edades.
El trabajo partió de unas encuestas realizadas a un total de 408 personas de todas las comunidades autónomas cuyos resultados constatan que la prevalencia de la adicción al ejercicio físico es alta (18%) en proporción con el número de deportistas habituales. Las características de esta dependencia no difieren de cualquier otra e incluyen síndrome de dependencia, tolerancia y abstinencia. «La adicción al deporte tiene tres etapas: el uso adecuado que se hace de él por placer, para incrementar la belleza, el bienestar, para liberarse del estrés o relacionarse con otras personas; el abuso y la necesidad de realizarlo a toda costa a pesar de que se sepa que puede traer consecuencias negativas», explicó la autora de la investigación, cuyos directores han sido Jesús de la Gándara, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos, e Isabel García, profesora del Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de Burgos.
En Adicción al deporte: estandarización de la escala de detección SAS se estudiaron cuatro variables: las horas y la intensidad con la se practica, que ya se habían incluido en otros análisis, y la dedicación económica que se aplica a la práctica deportiva y los antecedentes familiares que existieran, que nunca se habían utilizado.
Fuente: http://www.diariodeburgos.es
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