Javier Casadesús nos habla de la futura promesa del pádel mundial femeniano, Marta Ortega.
La irrupción de Marta Ortega en el panorama del pádel profesional mundial, que dicho sea de paso es tristemente también el pádel profesional que se concentra en España, me recuerda, salvando las distancias en el tiempo, a la aparición de Carolina Navarro allá por los albores de los 90. Las dos aparecieron como un soplo de aire fresco en el circuito, las dos tienen un carisma que las hizo especiales desde el principio, las dos juegan muy bien al pádel, las dos apuntan o apuntaban a lo más alto.
Pero hay también diferencias. A “Joyita” (así llamábamos a Carolina en sus primeros años en clara alusión a su enorme proyección) todos la cuidábamos, la mimábamos y la tratábamos como la pequeña de la familia, porque eso en definitiva era lo que éramos. El ambiente de aquellos años era ideal para ello; los intereses de las marcas, los torneos y en definitiva todo lo que rodea al pádel profesional actual no existían. El dinero que todo lo pudre diría alguien. Yo no digo tanto porque también tiene aspectos positivos como una mayor proyección mediática y un sinfín de oportunidades que hace 20 años eran impensables.
El hecho de haber sido seleccionador de menores de la Federación Catalana de Pádel me ha permitido desde hace ya más de 10 años ver evolucionar desde pequeñitos a los cracks españoles que empiezan a hacerse un hueco en el mundo profesional. Sin duda alguna Marta Ortega, junto a su compañera de circuito Ariana Sánchez, son dos valores por los que era fácil apostar desde hace tiempo. Lo que más me ha impresionado de Marta estos años ha sido su mentalidad y actitud en pista, más propia de alguien como Fernando Belasteguín que de un niño. Seria, formal y siempre siempre concentrada en el juego. Y lo más importante: aunque nunca he tenido el placer de entrenarla intuyo que en los entrenos evoluciona de la misma manera y solo piensa en aprender y mejorar (cosa por otra parte que muchos cuentan en las redes sociales que hacen pero que muy poquitos llevan a la práctica). Hago notar que no he destacado ninguna cualidad técnica de Marta porque quedan en un segundo plano cuando se tiene esa actitud. Todo se aprende con esa mentalidad.
Marta tiene otra gran virtud que quizás no incide en su evolución competitiva pero sí en su formación como deportista y persona. Yo nunca le he visto, y la he observado, ninguna …….
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